La historia del
hombre va ligada a la necesidad de control de los recursos principales
que nos aporta la naturaleza. Hoy en día el control del agua se establece
como clave para el crecimiento de una población y se
destinan innumerables recursos económicos al desarrollo de
políticas de abastecimiento de agua sostenibles y de calidad.
Siempre fue de una
importancia clave pero en una época donde las labores
tradicionales de agricultura y ganadería eran la base de la economía de un pueblo
aun más. Para garantizar el abastecimiento de agua a las tierras
del Puerto de Santa Maria, se construyeron bajo el auspicio de los
gobernantes, pozos concejiles que deberían de garantizar el agua a
las tierras y el agua al ganado. Eran situados en sitios
estratégicos, en cañadas de paso para el
ganado, como el caso de la Cañada del
Verdugo, donde se concentra un gran numero de ellos. Hoy en día
estos pozos han sido absorbidos por las parcelas adyacentes a las
cañadas que se encuentran en desuso. También existían entonces los
baldíos comunales como el baldío de Baez, un enclave privilegiado
al encontrarse en un cruce de camino entre Rota, El Puerto de Santa
María y Jerez de la Frontera, también para estos baldíos se construyen
pozos como los pozos del duque, cuatro pozos en alta concentración
lo que indica el alto numero de ganado al que deberían de
abastecer.
La construcción de
estos pozos a lo largo de las redes de cañadas y caminos de El Puerto de Santa
María supone un gran esfuerzo por parte del poder político, ya que la obra de
un pozo es una obra que requiere de altos recursos económicos. A medida que se
iba excavando el pozo es recubierto con sillares de piedra, lo que suponía un
coste elevado, que como hemos podido ver
en pozos como el de la vereda del presidio son sillares de tamaño considerable.
Además no hay que olvidar que estos pozos necesitan de un mantenimiento para su
uso en buenas condiciones, evitando que se colmatasen, se ensuciasen o
pudriesen las aguas del abrevadero. El agua de los pozos concejiles era
gratuita, y fue así hasta que a raíz de la construcción de las fuentes del
acueducto de la Piedad, empiezan a sacarse a subasta pública en arrendamiento
para su explotación. La caída de la actividad ganadera en el municipio hace que
este arrendamiento deje de ser rentable y vuelven a ser de explotación pública
en el año de 1859. Los pliegos de condiciones de la subasta de arrendamiento
disponían los precios a pagar por las
reses para evitar abusos y sobre cobros por parte de los arrendatarios.
El acuífero del
Puerto de Santa María es uno de los acuíferos costeros de la Bahía de Cádiz. Se
trata de una gran extensión de agua de unos 40 km2, en el que el agua se
encuentra a una distancia bastante somera entre los 5 y 10m. La abundancia de
este recurso hace que los pozos no deban tener grandes dimensiones para garantizar
el abastecimiento. Según el estudio del Centro Municipal de Patrimonio
Histórico, podemos decir que se trata de pozos de un tamaño medio. En dicho
estudio se recoge que el diámetro medio
de los pozos supera a los dos metros destacando como grandes pozos los del
Comandante y Pozo Ancho, superando los 4 metros de diámetro.
La profundidad es
variable y actualmente la medición de la misma no es exacta ya que en casi
Todos debido al
abandono se ha producido un efecto de colmatación importante. Aun así la
profundidad varia entre los 4 y 8m.
Los brocales de los
pozos concejiles se diferencian de los privados en el ornato de estos últimos.
En el caso de los pozos concejiles se trata de brocales eminentemente
prácticos, carente de decoración y que se rigen por la funcionalidad. Nos son
de gran altura para no dificultar la extracción de agua pero lo suficiente para
impedir la caída de personas, animales, y tierras dentro del pozo. En algunos casos
para proteger mejor a los pozos de los efectos de la colmatación se cerraban en una
estructura en bóveda. Muchos de estos brocales con el tiempo han debido de ser
recrecidos como es el caso del de Hato de la Carne, o el del Pozo de la vereda
del Presidio, incluso con materiales actuales.
Si hay algo que
caracteriza a estos pozos es la existencia de un abrevadero asociado a ellos.
Estos abrevaderos debían de ser debe ser espacioso, para que los
animales puedan entrar y salir con facilidad sin causarse daño ni atropellar
las propiedades lindantes. Debe tenerse mucho cuidado de que las aguas sean
bien limpias, a fin de que no dañen a los animales, ni saturen la atmósfera con
gérmenes y con este objeto deben limpiarse a menudo y evitar que en dichos
parajes se arrojen animales, cuerpos, inmundicias u otros objetos que puedan corromper
las aguas. Esta limpieza y este mantenimiento estaban regidos por medio de
ordenanzas que sancionaban el incumplimiento de los mismos.
En El Puerto de Santa
María encontramos ejemplos de casi todos los tipos de pozos con abrevaderos,
desde el pozo de las siete pilas, en el que el abrevadero es gran longitud,
hasta el pozo de la caridad en el que el abrevadero no es más que una pila a la
salida del pozo que carece de brocal.
Hay varias maneras de
diseñar y construir pozos excavados a mano. En esta época existían expertos
locales con conocimiento y especialización desarrollados mediante años de
experiencia. La elección de un método u otro dependía de la dureza de los
suelos y de la profundidad del pozo. Hay que tener en cuenta el gran riesgo que
conlleva ala excavación de un pozo, la habilidad el conocimiento y la especialización
de los trabajadores eran la calve del proceso de construcción.
Lo primero y más
importante del proyecto es la elección del sitio. Debía de estar en zona en la
que ya se supiera de la existencia de aguas subterráneas de calidad incluso en
las épocas de sequías. Para su construcción se elegía o bien ir colocando
sillares a medida que se excavaba o bien realizar la excavación completa
mediante entablillamiento de las paredes. Una vez que se llegaba al fondo se excavaba
en ancho para crear la bolsa de agua.
En cuanto a la
cronología de los pozos de El Puerto de Santa María nos referimos de nuevo la estudio
sobre el tema realizado por el Centro de Patrimonio del Puerto de Santa María
que afirma que la mayoría de los mismos fue construido en el periodo
comprendido entre s. XIII y XVI. Lo sitúan en esta fecha debido al auge en la
misma de la ganadería portuense contando con el apoyo y la subvención de las autoridades. Solo existe constancia de la construcción de
un pozo con Posterioridad es el
pozo del Alamillo, construido como abrevadero de la caballería del ejército.
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